El Futuro de la Energía Eólica Marina Flotante: Un Enfoque Global, Europeo y la Promesa de España
El Futuro de la Energía Eólica Marina Flotante: Un Enfoque Global, Europeo y la Promesa de España
Ya desde el Pacto Verde Europeo, la energía eólica marina se configura como una de las fuentes estratégicas para alcanzar la neutralidad climática en 2050. De acuerdo con la última actualización - de finales de 2024 -, el conjunto de los países de la UE espera alcanzar alrededor de 88 GW de generación renovable marina para 2030, llegando a aproximadamente 360 GW en 2050, una clara apuesta dentro del futuro mix energético de Europa.
En los últimos años, el sector de la eólica marina ha experimentado un notable crecimiento. Según el Anuario de WindEurope, en 2024, la capacidad instalada de eólica marina en Europa alcanzó los 37 GWs, lo que representa, aproximadamente, el 46% de la capacidad mundial, con 21 GWs de estos proyectos ubicados en la UE-27.
Inicialmente se ha venido priorizando la cercanía a la costa y la poca profundidad, condiciones que han sido propicias para implantar fundamentalmente proyectos de estructura fija en el Mar del Norte, Mar Báltico y Mar de Irlanda. Actualmente, Reino Unido (43%), Alemania (25%), Países Bajos (13%), Dinamarca (7,2%) y Bélgica (6,2%) lideran el ranking en Europa, si bien también destacan otros países como Francia, Noruega y Polonia.
En el ámbito de lo eólica marina flotante, actualmente sólo existen 245 MWs en explotación distribuidos en 15 proyectos y 7 países, por lo que se trata de proyectos lejos aún del tamaño en la eólica marina a escala comercial. No obstante, de acuerdo con el último informe de RenewableUK, la cartera mundial de proyectos eólicos marinos flotantes en distintas fases de desarrollo ya han alcanzado los 266 GWs, de los cuales, aproximadamente, un 62% se encuentran en aguas europeas.
La eólica flotante destaca debido a su gran potencial en aguas profundas, viabilizando enormes extensiones marítimas con muy buen recurso eólico, y también por la relativa mayor aceptación social, al poder estar ubicadas lejos de las áreas costeras y terrestres de alta demanda.
Las perspectivas son buenas. Recientemente, se han adjudicado, en concursos de concesión competitivos, diversos proyectos de energía eólica flotante a gran escala, destacando los de Francia (A05 y A06, en total 750 MWs en 3 proyectos de 250 MWs cada uno), Reino Unido (AR6, 400 MWs en 1 proyecto, ampliables hasta un máximo de 560 MWs) y Corea del Sur (que dio un empujón fuerte en este ámbito, adjudicando casi 1.900 MWs, de los cuales 750 MWs corresponden a tecnología flotante). Se trata sólo de los últimos avances. Por ejemplo, Francia precalificó adicionalmente en noviembre de 2024 a 12 desarrolladores para la A09, que incluye un total de hasta 2,9 GWs, de los cuales como mínimo 1,1 GWs se espera sean de tecnología flotante.
Como aspectos críticos, para que todos estos proyectos lleguen a buen puerto, están sin duda los financieros, dado el alto nivel de inversión inicial de los mismos, y los elevados plazos de desarrollo y construcción. Los procesos de concesión competitivos que permiten conseguir unos ingresos contractual o regulatoriamente indexados durante su fase de desarrollo y construcción, y estables y predecibles en fase de explotación, permiten su viabilidad, así como facilitar su financiación en esquema de Project Finance de manera competitiva.
Lo anterior, con la participación de entidades multilaterales, ECAs y entidades financieras, y en una fase posterior - superado el riesgo de desarrollo, construcción y puesta en marcha -, de todo tipo de inversores institucionales.
Se trata, por lo tanto, de que los Estados organicen estos procesos de concesión con reglas claras y predecibles, habiéndose demostrado que aquellas en las que la principal variable económica de adjudicación es una tarifa de venta de energía para un periodo largo de tiempo, por ejemplo, 30 años, han sido los más exitosos. Lo que en la jerga del sector se conoce Contrato por Diferencias (CfDs, en inglés).
Hay ejemplos no tan positivos. Los procesos que se han licitado con sistemas de “puja negativa”, como por ejemplo los últimos 3 GWs de proyectos declarados desiertos en Dinamarca. Factores como la inflación, el encarecimiento de las materias primas y los altos tipos de interés han afectado a la rentabilidad, por lo que esquemas excesivamente abiertos, con una transferencia de riesgos excesiva, como los de puja negativa, no son los más apropiados.
Rotundamente, sí. España ha definido una estrategia ambiciosa para impulsar esta tecnología, con especial atención a la eólica flotante debido a la profundidad de sus mares. El reto está en transformar el potencial en realidad.
El Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) 2021-2030 establece que España tiene como meta alcanzar 3 GW de energía eólica marina para 2030, lo que ciertamente se antoja difícil en este momento si lo de que hablamos es de su puesta en explotación, si bien hay iniciativas en desarrollo presentadas ante el MITECO por valor de casi 22.000 MWs.
La aprobación del Real Decreto 962/2024, que regula la producción de energía eólica marina ha sido un avance necesario. En él se establecen procedimientos competitivos para adjudicar concesiones en las Zonas de Alto Potencial (ZAPER), delimitadas en los Planes de Ordenación del Espacio Marítimo (POEM), incluyendo la reserva de los puntos de conexión.
Cada procedimiento de concesión en concurrencia competitiva deberá estar regulado por una Orden Ministerial, incluyendo aspectos como el cupo de potencia, los parámetros retributivos – basados en una tarifa fija por MWh - o el plazo de concesión. Los proyectos, en todo caso, seguirán sometiéndose a los requisitos ordinarios, como obtener una Declaración de Impacto Ambiental positiva o cumplir otros hitos de tramitación.
Por lo tanto, es fundamental la publicación de dichas órdenes, y en concreto, la primera, lo que el sector eólico español y la industria asociada espera con inquietud, ya desde hace algunos meses, para este 2025, así como la planificación de las siguientes en los próximos años.
En el ámbito de la eólica marina, España es ya un hub tecnológico e industrial a nivel mundial. Dicha industria abarca una cadena de valor que incluye a las infraestructuras portuarias y logísticas, industrial naval para las estructuras marinas y buques de apoyo, fabricantes de aerogeneradores, promotores de los parques eólicos y empresas de servicios, ingenierías, industria de la construcción y del metal, etc. con más de un 75% de dicha cadena de suministro ya presente en España, pero que necesita desarrollar el mercado local para consolidar su competitividad en eólica marina flotante.
A nivel de transacciones, es destacable las operaciones que se han producido en entorno a la cadena de suministro, destacando la toma de una participación mayoritaria de Windar Renovables – líder en fabricación de torres para aerogeneradores y estructuras offshore para eólica marina – por el capital riesgo Bridgepoint por 700 millones de euros, o la incorporación de Plenitude (ENI) a la joint venture de Sener y Bluefoat. Son sólo unos ejemplos, hay muchos más a nivel internacional.
El reto es acelerar los procesos administrativos, consolidar la red de transporte y distribución (con inversiones para ampliar la capacidad de red en los puntos de conexión), asegurar la compatibilidad con otras actividades marinas y garantizar que los proyectos sean rentables. Si España logra superar estos desafíos, podrá consolidarse como líder en eólica marina flotante, una tecnología clave para la transición energética global.
¡El viento está a favor, y es el momento de aprovecharlo!
¿La energía eólica marina flotante, la nueva pieza clave del tablero energético?
En los últimos años, el sector de la eólica marina ha experimentado un notable crecimiento. Según el Anuario de WindEurope, en 2024, la capacidad instalada de eólica marina en Europa alcanzó los 37 GWs, lo que representa, aproximadamente, el 46% de la capacidad mundial, con 21 GWs de estos proyectos ubicados en la UE-27.Inicialmente se ha venido priorizando la cercanía a la costa y la poca profundidad, condiciones que han sido propicias para implantar fundamentalmente proyectos de estructura fija en el Mar del Norte, Mar Báltico y Mar de Irlanda. Actualmente, Reino Unido (43%), Alemania (25%), Países Bajos (13%), Dinamarca (7,2%) y Bélgica (6,2%) lideran el ranking en Europa, si bien también destacan otros países como Francia, Noruega y Polonia.
En el ámbito de lo eólica marina flotante, actualmente sólo existen 245 MWs en explotación distribuidos en 15 proyectos y 7 países, por lo que se trata de proyectos lejos aún del tamaño en la eólica marina a escala comercial. No obstante, de acuerdo con el último informe de RenewableUK, la cartera mundial de proyectos eólicos marinos flotantes en distintas fases de desarrollo ya han alcanzado los 266 GWs, de los cuales, aproximadamente, un 62% se encuentran en aguas europeas.
La eólica flotante destaca debido a su gran potencial en aguas profundas, viabilizando enormes extensiones marítimas con muy buen recurso eólico, y también por la relativa mayor aceptación social, al poder estar ubicadas lejos de las áreas costeras y terrestres de alta demanda.
Las perspectivas son buenas. Recientemente, se han adjudicado, en concursos de concesión competitivos, diversos proyectos de energía eólica flotante a gran escala, destacando los de Francia (A05 y A06, en total 750 MWs en 3 proyectos de 250 MWs cada uno), Reino Unido (AR6, 400 MWs en 1 proyecto, ampliables hasta un máximo de 560 MWs) y Corea del Sur (que dio un empujón fuerte en este ámbito, adjudicando casi 1.900 MWs, de los cuales 750 MWs corresponden a tecnología flotante). Se trata sólo de los últimos avances. Por ejemplo, Francia precalificó adicionalmente en noviembre de 2024 a 12 desarrolladores para la A09, que incluye un total de hasta 2,9 GWs, de los cuales como mínimo 1,1 GWs se espera sean de tecnología flotante.
Como aspectos críticos, para que todos estos proyectos lleguen a buen puerto, están sin duda los financieros, dado el alto nivel de inversión inicial de los mismos, y los elevados plazos de desarrollo y construcción. Los procesos de concesión competitivos que permiten conseguir unos ingresos contractual o regulatoriamente indexados durante su fase de desarrollo y construcción, y estables y predecibles en fase de explotación, permiten su viabilidad, así como facilitar su financiación en esquema de Project Finance de manera competitiva.
Lo anterior, con la participación de entidades multilaterales, ECAs y entidades financieras, y en una fase posterior - superado el riesgo de desarrollo, construcción y puesta en marcha -, de todo tipo de inversores institucionales.
Se trata, por lo tanto, de que los Estados organicen estos procesos de concesión con reglas claras y predecibles, habiéndose demostrado que aquellas en las que la principal variable económica de adjudicación es una tarifa de venta de energía para un periodo largo de tiempo, por ejemplo, 30 años, han sido los más exitosos. Lo que en la jerga del sector se conoce Contrato por Diferencias (CfDs, en inglés).
Hay ejemplos no tan positivos. Los procesos que se han licitado con sistemas de “puja negativa”, como por ejemplo los últimos 3 GWs de proyectos declarados desiertos en Dinamarca. Factores como la inflación, el encarecimiento de las materias primas y los altos tipos de interés han afectado a la rentabilidad, por lo que esquemas excesivamente abiertos, con una transferencia de riesgos excesiva, como los de puja negativa, no son los más apropiados.
Por tanto, ¿Es hora de aprovechar el viento a favor e impulsar la energía eólica marina en España?
Rotundamente, sí. España ha definido una estrategia ambiciosa para impulsar esta tecnología, con especial atención a la eólica flotante debido a la profundidad de sus mares. El reto está en transformar el potencial en realidad.El Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) 2021-2030 establece que España tiene como meta alcanzar 3 GW de energía eólica marina para 2030, lo que ciertamente se antoja difícil en este momento si lo de que hablamos es de su puesta en explotación, si bien hay iniciativas en desarrollo presentadas ante el MITECO por valor de casi 22.000 MWs.
La aprobación del Real Decreto 962/2024, que regula la producción de energía eólica marina ha sido un avance necesario. En él se establecen procedimientos competitivos para adjudicar concesiones en las Zonas de Alto Potencial (ZAPER), delimitadas en los Planes de Ordenación del Espacio Marítimo (POEM), incluyendo la reserva de los puntos de conexión.
Cada procedimiento de concesión en concurrencia competitiva deberá estar regulado por una Orden Ministerial, incluyendo aspectos como el cupo de potencia, los parámetros retributivos – basados en una tarifa fija por MWh - o el plazo de concesión. Los proyectos, en todo caso, seguirán sometiéndose a los requisitos ordinarios, como obtener una Declaración de Impacto Ambiental positiva o cumplir otros hitos de tramitación.
Por lo tanto, es fundamental la publicación de dichas órdenes, y en concreto, la primera, lo que el sector eólico español y la industria asociada espera con inquietud, ya desde hace algunos meses, para este 2025, así como la planificación de las siguientes en los próximos años.
En el ámbito de la eólica marina, España es ya un hub tecnológico e industrial a nivel mundial. Dicha industria abarca una cadena de valor que incluye a las infraestructuras portuarias y logísticas, industrial naval para las estructuras marinas y buques de apoyo, fabricantes de aerogeneradores, promotores de los parques eólicos y empresas de servicios, ingenierías, industria de la construcción y del metal, etc. con más de un 75% de dicha cadena de suministro ya presente en España, pero que necesita desarrollar el mercado local para consolidar su competitividad en eólica marina flotante.
A nivel de transacciones, es destacable las operaciones que se han producido en entorno a la cadena de suministro, destacando la toma de una participación mayoritaria de Windar Renovables – líder en fabricación de torres para aerogeneradores y estructuras offshore para eólica marina – por el capital riesgo Bridgepoint por 700 millones de euros, o la incorporación de Plenitude (ENI) a la joint venture de Sener y Bluefoat. Son sólo unos ejemplos, hay muchos más a nivel internacional.
El reto es acelerar los procesos administrativos, consolidar la red de transporte y distribución (con inversiones para ampliar la capacidad de red en los puntos de conexión), asegurar la compatibilidad con otras actividades marinas y garantizar que los proyectos sean rentables. Si España logra superar estos desafíos, podrá consolidarse como líder en eólica marina flotante, una tecnología clave para la transición energética global.
¡El viento está a favor, y es el momento de aprovecharlo!