Insurance Risk Dashboard de EIOPA
Insurance Risk Dashboard de EIOPA
El Insurance Risk Dashboard es el cuadro de mando de riesgos del sector asegurador a nivel europeo, que monitoriza los principales riesgos actuales y a medio plazo del sector. En este sentido, el último informe destaca un panorama de estabilidad general en el nivel de riesgos.
Sin embargo, bajo esa apariencia de equilibrio se esconden signos de alerta que merecen atención, no solo por parte de los reguladores, sino también de los actores del mercado, los supervisores nacionales y los propios asegurados.
La conclusión más destacada del “Insurance Risk Dashboard” es que no se han producido cambios disruptivos en la situación de riesgo del sector. Los indicadores clave se mantienen en rangos comparables a los de la edición anterior (enero 2025), y las aseguradoras continúan mostrando una buena posición de solvencia, rentabilidad razonable y una exposición controlada a factores sistémicos. No obstante, esta lectura superficial podría llevar a una peligrosa complacencia, ya que el informe también recoge señales de deterioro en algunas categorías de riesgo y, lo que es más relevante, un aumento de la incertidumbre en casi todos los frentes.
Uno de los puntos de inflexión más claros está en el ámbito macroeconómico. El informe destaca una ligera revisión a la baja en las previsiones de crecimiento del PIB, así como un repunte en la inflación esperada. Esta combinación de menor dinamismo económico y presión inflacionaria, aunque todavía moderada, representa un entorno menos favorable que el anticipado en informes anteriores. En un contexto donde la fragmentación geopolítica no da señales de resolverse, estos elementos podrían traducirse en riesgos más profundos para el poder adquisitivo de los consumidores, la estabilidad financiera y la actividad aseguradora.
Los riesgos de mercado representan quizá la señal de alerta más preocupante. La volatilidad elevada en los mercados de bonos y acciones persiste, e incluso ha empeorado. El anuncio de nuevos aranceles por parte de Estados Unidos en abril generó una reacción adversa que, aunque transitoria, subraya la fragilidad del entorno financiero. Las aseguradoras han aumentado su exposición a bonos, lo cual puede interpretarse como una apuesta por refugios más seguros, pero ello también las hace más vulnerables a variaciones abruptas en los tipos de interés o en los spreads de crédito.
En este sentido, los riesgos de crédito se mantienen en nivel medio, pero con matices: se ha incrementado ligeramente la exposición a activos de menor calificación crediticia, y en abril se registró un modesto ensanchamiento de los spreads. Aunque todavía no hay motivo de alarma, el mercado empieza a revalorizar el riesgo, lo cual podría anticipar un endurecimiento de las condiciones financieras en los próximos meses.
La liquidez y financiación del sector también se considera estable, pero no exenta de vulnerabilidades. Las aseguradoras mantienen flujos de caja positivos y una buena proporción de activos líquidos, pero las altas tasas de cancelación de pólizas siguen siendo un factor de presión. Si estas cancelaciones se incrementan o se producen de forma masiva, podrían poner en tensión la capacidad de algunas entidades para atender sus obligaciones inmediatas.
En cuanto a la rentabilidad, el informe muestra un panorama mixto. Hay señales de mejora en algunos indicadores, pero otros han retrocedido ligeramente. Lo más relevante es que la rentabilidad técnica en seguros de no vida permanece estable, con un ratio combinado sin grandes sobresaltos. En conjunto, se percibe un equilibrio razonable entre ingresos y gastos, aunque la presión del entorno macroeconómico podría mermar esta situación en el futuro próximo.
Más allá de los riesgos tradicionales, EIOPA advierte de forma reiterada sobre dos amenazas cuya importancia no ha hecho más que crecer: los riesgos ESG y los riesgos digitales y cibernéticos. Aunque actualmente se sitúan en un nivel medio, su perspectiva a 12 meses es claramente al alza. La falta de avances sólidos en políticas ambientales globales, junto con la creciente exposición a fenómenos climáticos extremos, coloca a las aseguradoras ante el reto de gestionar de forma efectiva el riesgo climático. A ello se suma la transformación digital que, si bien ha traído eficiencia y nuevas oportunidades, también ha multiplicado las amenazas cibernéticas.
El informe reconoce que la percepción de las ciberamenazas ha aumentado, y con razón. En un entorno de tensiones geopolíticas, es esperable que aumenten los ciberataques, y la exposición de las aseguradoras a estos riesgos se incrementa conforme digitalizan más procesos. Las capacidades preventivas y de respuesta serán clave en este terreno, no solo para proteger la estabilidad del sector, sino para evitar consecuencias reputacionales y financieras que podrían ser graves.
Finalmente, la percepción del mercado es un espejo de esta compleja realidad. En marzo, las aseguradoras de vida superaron al mercado en rendimiento bursátil, lo cual reflejaba cierta confianza inversora. Pero en abril, esa confianza se revirtió parcialmente, en línea con una corrección generalizada del mercado. Estas oscilaciones no deben interpretarse como un signo de debilidad estructural, pero sí como un recordatorio de la sensibilidad del sector asegurador a factores externos y cambios bruscos de sentimiento.
El mensaje general del “Insurance Risk Dashboard” es que el sector asegurador europeo es resiliente. Esta resiliencia se traduce en solvencia robusta, rentabilidad controlada y una capacidad de adaptación que ha sido puesta a prueba desde la pandemia y la crisis energética. Sin embargo, la resiliencia no debe confundirse con inmunidad. Las señales de alerta están ahí: menor crecimiento, más inflación, mercados volátiles, tensiones geopolíticas, riesgos ESG y ciberamenazas crecientes.
Es crucial que las aseguradoras no se limiten a interpretar este informe como una confirmación de que "todo está bajo control", sino que es relevante para las Entidades mantener los esfuerzos en la gestión y monitorización de los riesgos, dado que la estabilidad actual puede convertirse en una falsa sensación de seguridad si no se anticipan los posibles shocks futuros.
Sin embargo, bajo esa apariencia de equilibrio se esconden signos de alerta que merecen atención, no solo por parte de los reguladores, sino también de los actores del mercado, los supervisores nacionales y los propios asegurados.
La conclusión más destacada del “Insurance Risk Dashboard” es que no se han producido cambios disruptivos en la situación de riesgo del sector. Los indicadores clave se mantienen en rangos comparables a los de la edición anterior (enero 2025), y las aseguradoras continúan mostrando una buena posición de solvencia, rentabilidad razonable y una exposición controlada a factores sistémicos. No obstante, esta lectura superficial podría llevar a una peligrosa complacencia, ya que el informe también recoge señales de deterioro en algunas categorías de riesgo y, lo que es más relevante, un aumento de la incertidumbre en casi todos los frentes.
Riesgos macroeconómicos: estabilidad con sabor a desaceleración
Uno de los puntos de inflexión más claros está en el ámbito macroeconómico. El informe destaca una ligera revisión a la baja en las previsiones de crecimiento del PIB, así como un repunte en la inflación esperada. Esta combinación de menor dinamismo económico y presión inflacionaria, aunque todavía moderada, representa un entorno menos favorable que el anticipado en informes anteriores. En un contexto donde la fragmentación geopolítica no da señales de resolverse, estos elementos podrían traducirse en riesgos más profundos para el poder adquisitivo de los consumidores, la estabilidad financiera y la actividad aseguradora.
Mercados financieros: la sombra de la volatilidad
Los riesgos de mercado representan quizá la señal de alerta más preocupante. La volatilidad elevada en los mercados de bonos y acciones persiste, e incluso ha empeorado. El anuncio de nuevos aranceles por parte de Estados Unidos en abril generó una reacción adversa que, aunque transitoria, subraya la fragilidad del entorno financiero. Las aseguradoras han aumentado su exposición a bonos, lo cual puede interpretarse como una apuesta por refugios más seguros, pero ello también las hace más vulnerables a variaciones abruptas en los tipos de interés o en los spreads de crédito.En este sentido, los riesgos de crédito se mantienen en nivel medio, pero con matices: se ha incrementado ligeramente la exposición a activos de menor calificación crediticia, y en abril se registró un modesto ensanchamiento de los spreads. Aunque todavía no hay motivo de alarma, el mercado empieza a revalorizar el riesgo, lo cual podría anticipar un endurecimiento de las condiciones financieras en los próximos meses.
Riesgos de liquidez y rentabilidad: una vigilancia constante
La liquidez y financiación del sector también se considera estable, pero no exenta de vulnerabilidades. Las aseguradoras mantienen flujos de caja positivos y una buena proporción de activos líquidos, pero las altas tasas de cancelación de pólizas siguen siendo un factor de presión. Si estas cancelaciones se incrementan o se producen de forma masiva, podrían poner en tensión la capacidad de algunas entidades para atender sus obligaciones inmediatas.En cuanto a la rentabilidad, el informe muestra un panorama mixto. Hay señales de mejora en algunos indicadores, pero otros han retrocedido ligeramente. Lo más relevante es que la rentabilidad técnica en seguros de no vida permanece estable, con un ratio combinado sin grandes sobresaltos. En conjunto, se percibe un equilibrio razonable entre ingresos y gastos, aunque la presión del entorno macroeconómico podría mermar esta situación en el futuro próximo.
Riesgos emergentes: el gran reto de los próximos años
Más allá de los riesgos tradicionales, EIOPA advierte de forma reiterada sobre dos amenazas cuya importancia no ha hecho más que crecer: los riesgos ESG y los riesgos digitales y cibernéticos. Aunque actualmente se sitúan en un nivel medio, su perspectiva a 12 meses es claramente al alza. La falta de avances sólidos en políticas ambientales globales, junto con la creciente exposición a fenómenos climáticos extremos, coloca a las aseguradoras ante el reto de gestionar de forma efectiva el riesgo climático. A ello se suma la transformación digital que, si bien ha traído eficiencia y nuevas oportunidades, también ha multiplicado las amenazas cibernéticas.El informe reconoce que la percepción de las ciberamenazas ha aumentado, y con razón. En un entorno de tensiones geopolíticas, es esperable que aumenten los ciberataques, y la exposición de las aseguradoras a estos riesgos se incrementa conforme digitalizan más procesos. Las capacidades preventivas y de respuesta serán clave en este terreno, no solo para proteger la estabilidad del sector, sino para evitar consecuencias reputacionales y financieras que podrían ser graves.
La percepción del mercado: oscilaciones que reflejan incertidumbre
Finalmente, la percepción del mercado es un espejo de esta compleja realidad. En marzo, las aseguradoras de vida superaron al mercado en rendimiento bursátil, lo cual reflejaba cierta confianza inversora. Pero en abril, esa confianza se revirtió parcialmente, en línea con una corrección generalizada del mercado. Estas oscilaciones no deben interpretarse como un signo de debilidad estructural, pero sí como un recordatorio de la sensibilidad del sector asegurador a factores externos y cambios bruscos de sentimiento.
Reflexión final: resiliencia no es inmunidad
El mensaje general del “Insurance Risk Dashboard” es que el sector asegurador europeo es resiliente. Esta resiliencia se traduce en solvencia robusta, rentabilidad controlada y una capacidad de adaptación que ha sido puesta a prueba desde la pandemia y la crisis energética. Sin embargo, la resiliencia no debe confundirse con inmunidad. Las señales de alerta están ahí: menor crecimiento, más inflación, mercados volátiles, tensiones geopolíticas, riesgos ESG y ciberamenazas crecientes.Es crucial que las aseguradoras no se limiten a interpretar este informe como una confirmación de que "todo está bajo control", sino que es relevante para las Entidades mantener los esfuerzos en la gestión y monitorización de los riesgos, dado que la estabilidad actual puede convertirse en una falsa sensación de seguridad si no se anticipan los posibles shocks futuros.