LA DISRUPCIÓN DEL CORONAVIRUS DE WUHAN PONE A PRUEBA LA GESTIÓN DE LAS CADENAS DE SUMINISTRO ESPAÑOLAS

Empresas chinas y multinacionales están empezando a ver amenazadas sus cadenas de suministro debido a la continua expansión del coronavirus en China.

Esta amenaza es debida a que el gobierno chino decidió establecer una cuarentena a millones de personas para controlar la propagación del virus, restringiendo así los movimientos de personas y, con ello, la actividad industrial, afectando a la cadena de suministro de las empresas que importan mercancía. Adicionalmente, gobiernos de todo el mundo también han empezado a tomar medidas que limitan el movimiento de mercancías y personas entre sus fronteras y las chinas.

Siendo China “la fábrica del mundo”, parece inevitable imaginar un escenario donde la cadena de suministro no se vea afectada o incluso interrumpida. Entre las industrias más perjudicadas podrían estar aquellas que fabrican bienes para el hogar, bienes de alta tecnología, textil y maquinaria.

De hecho, Nissan ya ha anunciado que parará la producción en una planta en Japón por el coronavirus y multinacionales como Apple, Samsung, Huawei o Nintendo ya han mostrado su preocupación sobre las posibles perturbaciones que se puedan ocasionar en sus cadenas de suministro debido a los parones productivos que el gobierno chino impuso como medida cautelar para mitigar riesgos en la crisis sanitaria.

Es pronto para valorar las futuras consecuencias, pero no es descabellado pensar que la actual disrupción en la cadena de suministro pueda llegar a superar en lo económico a las consecuencias acontecidas en 2011 tras el tsunami de Japón donde empresas como Apple, GM, Honda, Sony o Toyota sufrieron pérdidas millonarias en ventas debido a desabastecimientos y perdidas de capacidad interna tras la catástrofe natural.

El panorama para algunas empresas industriales españolas no es muy distinto a las del resto de empresas multinacionales. Hay que tener en cuenta que alrededor del 9% de las importaciones que realiza España llegan desde China (26.908 millones en 2018), según datos de ICEX. Y aunque es prematuro dimensionar la posible afectación en dichas empresas, lo que sí que parece evidente es que estas no solo se verán afectadas, sino que tendrán que variar, aunque sea de forma transitoria, el footprint de su cadena de suministro.

Entre los sectores que podrían estar más afectados en la industria española encontramos el sector de la automoción, el sector textil, el sector petroquímico e incluso el sector juguetero. En este contexto, se han identificado algunos posibles ejemplos de empresas españolas sobre las cuales estamos seguros de que los gestores de la cadena de suministro estarán trabajando sin descanso para reducir los riesgos de desabastecimiento en sus cadenas de suministro.

  • Sector de la automoción: Gestamp (11 centros de producción y 2 de I+D), Grupo Antolin (18 centros de producción) y CIE Automotive (11 centros de producción).
  • Sector textil: Inditex (1.866 fábricas produciendo para ellos) y Mango (327 fábricas produciendo para ellos).
  • Sector petroquímico: Repsol (2 plantas químicas) y CEPSA (1 planta químicas).
  • Sector juguetero: Falomir Juegos y Famosa tienen subcontratada su producción.

Importaciones españolas de China

¿Pero, una vez que la industria es consciente del riesgo de disrupción en las cadenas de suministro, qué pasos se deben seguir para mitigar las posibles consecuencias de dicha disrupción?

Es fundamental entender el comportamiento de los modelos disruptivos aplicados a la cadena de suministro y establecer el punto temporal en el que se encuentra dicha disrupción.

En el estatus actual, las etapas de “Preparación” (en esta disrupción no ha aplicado, puesto que ha sido imposible predecir la aparición del coronavirus) y “Disrupción” ya quedan en el pasado. Por lo tanto, en estos momentos las empresas deben centrarse en dar una “Primera respuesta” y anticiparse, seguramente con medidas de contingencia, a los posibles fallos en sus cadenas de suministro. Por ejemplo, tantear la capacidad de otros proveedores existentes ubicados en otras zonas geográficas, cambiar el mix de producción, replanificar entregas a clientes, etc.

En paralelo al punto 3, la compañía deberá empezar a estimar el “Impacto inicial” derivado de la disrupción en la cadena de suministro, con el fin de ir modelando las acciones a futuro, controlar la situación, y evitar daños mayores. Una vez evaluado el impacto inicial y entendido el calado de la situación disruptiva, el gestor de la cadena de suministro deberá “Preparar a la organización para la recuperación”. Esto puede implicar la búsqueda y homologación de nuevos proveedores, encontrar modos de transporte alternativos, determinar qué referencias están disponibles y vender productos construidos a partir de esas referencias, etc.

Una vez superadas las anteriores etapas, la organización deberá diseñar un periodo de “Recuperación” para volver a los niveles operativos normales y compensar, en la medida de lo posible, los desabastecimientos producidos durante la disrupción. Muchas compañías compensan la pérdida de producción utilizando horas extras y recursos de proveedores y clientes.

En cualquier caso, hay que tener presente que las cadenas de suministro suelen tener la habilidad de retornar a su estado original después de una disrupción.

Tribuna publicada en El Economista. 

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